Según la genética clásica, un gen es una unidad de información hereditaria que se expresa determinando una característica observable o fenotipo. Sin embargo, la genética molecular se ocupa de estudiar la naturaleza de los genes y la forma en que se expresan. Pero, ¿cómo se logró saber que existía una relación directa entre la molécula de ADN y la secuencia de aminoácidos de una proteína?
En la década de los años cuarenta, G.
Beadle y E. Tatum trabajaron con el hongo común del pan, Neurospora crassa, al
que sometieron a altas dosis de rayos X con el objetivo de aumentar la tasa de
mutación, y observaron que un cierto número de mutaciones afectaban a
determinadas enzimas que perdían su actividad normal. Posteriormente, puesto
que no todas las proteínas son enzimas y que algunas proteínas están formadas
por más de una cadena polipeptídica, la hipótesis de "un gen, una
enzima" se transformó en la de "un gen, una cadena
polipeptídica". Experimentos como estos fueron conformando lo que se
conoce como Dogma Central de la Biología Molecular que explica el flujo de
información desde el ADN hasta las proteínas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario